Entrega del «Premio Academia de Ciencias Políticas y Sociales». Correspondiente al año 2003-2004.
Palabras del Presidente de la Academia de Ciencias Políticas y Sociales,
Dr. Alfredo Morles Hernández, en el acto realizado el día 25 de mayo de 2005
para la entrega del Premio de la Academia 2003-2004 y de las menciones de honor
Señoras y Señores:
Para la Academia de Ciencias Políticas y Sociales constituye motivo de gran satisfacción la exitosa culminación del proceso de convocatoria y otorgamiento del premio que lleva su nombre con la entrega el día de hoy de los galardones correspondientes, en primer lugar, al ganador del premio, José Ignacio Hernández González, y luego, a los conquistadores de las menciones de honor, Margarita Escudero, Humberto Romero-Muci, Carlos Alberto Urdaneta Sandoval y Daniela Urosa Maggi.
El veredicto suscrito por los miembros del jurado, los distinguidos académicos Arístides Rengel Romberg, Allan R. Brewer-Carías y Jesús Ramón Quintero, ha sido suficientemente explícito: todos los trabajos presentados al concurso –de una alta calidad- eran aptos para concurrir al certamen; entre ellos se destacaban y eran, por igual, merecedores del premio, los elaborados por Margarita Escudero, José Ignacio Hernández González, Humberto Romero-Muci, Carlos Alberto Urdaneta Sandoval y Daniela Urosa Maggi; como el premio no puede ser compartido y en razón de sus excepcionales méritos, se escogió el libro de José Ignacio Hernández González como triunfador. La Academia expresa un sincero reconocimiento a los miembros del jurado por el ejercicio de justicia y de prudencia que se refleja en el veredicto. El número excepcional de trabajos presentados y su extensión explica la tardanza de la decisión final, por lo cual la Academia agradece la comprensión que de este hecho han tenido los participantes en el concurso.
El prestigio que ha alcanzado el certamen convocado anualmente por la Academia de Ciencias Políticas y Sociales se acrecienta con el resultado obtenido por la ronda del período 2003-2004.
Ese prestigio, por supuesto, lo pueden compartir orgullosamente los participantes y la propia Academia por igual. Los resultados indican que el cultivo de las ciencias jurídicas y sociales ha alcanzado en Venezuela un grado notable de madurez; que el esfuerzo de las universidades y de los demás centros de investigación está dando sus frutos; que la dedicación de los investigadores y docentes a las tareas sistemáticas de elaboración de artículos, monografías, manuales y estudios de diversa clase muestra que existe entre nuestros estudiosos –y en particular entre los juristas- una aspiración de superación personal y profesional digna de admiración y de encomio.
La función que cumple el Premio Academia de Ciencias Políticas y Sociales en un ámbito como el descrito es, simplemente, el de enfocar con su luz lo más resaltante, lo más brillante de la obra que realizan los investigadores que desean someter su obra a un arbitraje imparcial, así como también, el estimular la continuación de la exigente tarea de investigar y escribir con humildad y con rigor científico. Al mismo tiempo, la seriedad del concurso de la Academia permite a los galardonados alzar orgullosamente la divisa Honni soit qui mal y pense para respaldar la calidad del trabajo premiado.
Los estudios de ustedes, los galardonados en este acto, tienen una doble cualidad: están hechos con rigor científico y son de una idoneidad que está más allá de la dignidad natural de toda obra de ciencia: son trabajos de excelencia. Como es natural, el estudio de José Ignacio Hernández González es, sin desmedro de los otros, primus inter pares. Reciban ustedes, señores galardonados, las felicitaciones más efusivas de la Academia de Ciencias Políticas y Sociales y el mejor deseo de que los siga acompañando la virtud aristotélica que consiste en el hábito de hacer bien sus propias tareas. El premio de la Academia de Ciencias Políticas y Sociales es, esta vez, apenas una leve ráfaga de viento favorable para embarcaciones que están bien encaminadas, para navegantes que tienen bien marcado el rumbo de su travesía intelectual.